Pórtico de Frederik Pohl [Reseña]


La “ciencia ficción de ideas” es un concepto que llevo escuchando desde que me he interesado por leer ciencia ficción más clásica.  Es un concepto que defendió Miquel Barceló con Guía de lectura de ciencia ficción donde la especulación científica es la clave de todo el argumento de la novela. Por lo tanto conceptos científicos son presentados en modo de ficción. Pórtico está entre las mejores novelas de ciencia ficción sin necesidad de ser totalmente una novela de ideas. Lo es, pero mayormente es una novela psicologica.

Pórtico es una novela que huele a clásico. Una novela que quizá todavía es joven en el marco histórico de la literatura, pero que aparente que va a quedarse ahí, en esas listas y estanterías de lecturas obligatorias. Pórtico en cambio no es ciencia ficción hard, aunque hay términos en cuanto a viajes espaciales, velocidad de la luz, y agujeros negros que pueden clasificarse como científicos, creo que la superficialidad de los mismos no la convierte directamente en hard y eso es algo que agradezco porque viniendo de humanidades (y aunque me interesan mucho estos temas) me cuesta mucho entender estos conceptos si no me los explican de forma sencilla.

La impresión que me ha quedado es la de haber leído ideas muy imaginativas y coherentes sin necesidad de profundizar de forma muy completa en conceptos científicos. Aun así, Pohl es capaz de darle veracidad a la idea de los viajes de las naves Heechee, a su tecnología y a los viajes estelares.

Pórtico (Gateway) fue publicada en 1976 por Frederik Pohl, y daría comienzo posteriormente al principio de una saga (Heechee saga) de unas 6 novelas en total. Pohl es un conocido autor de ciencia ficción, uno de esos nombre que casi todos conocemos y Pórtico su obra más famosa. También ha escrito la Undersea Trilogy, la saga Starchild o Eschaton Sequence, por poner algunos ejemplos. Además también corre por ahí una autobiografía del autor que Miquel leyó y fue comentando y que gracias a ella estoy escribiendo hoy esta reseña de Pórtico.

Hay una idea muy clara que queda impregnada en nosotros al terminar la novela. La culpa, algo de lo que se ha hablado en numerosas reseñas como por ejemplo ésta. La culpa es el motor de toda la novela, no por casualidad la misma se inicia en un consultorio y de hecho la mitad de la misma sucederá allí, donde Rob, nuestro protagonista, habla con Sigfrid, una IA que hace las veces de psicólogo. La otra mitad del libro trata de Rob recordando su paso por Pórtico y su experiencia en el lugar. Ambas mitades del libro acaban convergiendo en la culpa y en el dolor y los remordimientos que esta genera.

Es curiosa la percepción de Pohl del futuro de la humanidad, la comprensión de la tecnología alienígena es pobre y esto les obliga a realizar experimentos suicidas con voluntarios desesperados. Subir en una nave que no se sabe muy bien cómo se pilota y se desconoce totalmente su destino o si volverá. En caso de vuelta, si los tripulantes consiguen objetos Heechee reciben grandes cantidades de dinero, por lo que para algunos el riesgo vale la pena. Para Rob, que vaga por Pórtico, esto es una excusa para huir a menudo de problemas sentimentales en la estación de Pórtico.

Personalmente esperaba algo más de acción, más viajes y más descripciones de los mismos, pero la novela se centra básicamente en la experiencia psicológica de Rob y las demás personas en Pórtico. Los viajes que Rob emprenderá se centrarán básicamente en la desesperación de estar enclaustrado en una pequeña nave sin apenas espacio por espacio de varios meses. La desesperación y la locura adueñándose de sus tripulantes. Tampoco veremos a los Heechee, pues hace tiempo que desaparecieron dejando todas estas ruinas y naves como vestigio de su presencia.

El ritmo de la novela es bueno, en algunas ocasiones lento, cuando la trama lo pide, cuando Rob divaga por Pórtico y en otras avanza más rápido para dar esa sensación de vorágine y desesperación que a veces sufren los prospectores. He disfrutado especialmente con los diálogos, los personajes son muy creíbles y naturales, llenos de matices e inseguridades. Me ha resultado curiosa además las alusiones al sexo y a las drogas que hace el autor en la novela. Quizá el hecho de ser una novela escrita en los 70 tenga algo que ver con ello, pero no exagero cuando digo que en Pórtico no hay nada qué hacer aparte de drogarse y tener relaciones sexuales mientras esperan a apuntarse a la próxima nave.


En conclusión, Pórtico es una novela que se lee muy rápido y deja un poso enorme en nosotros al terminar la lectura. Es cierto que el final de la novela no me dejó satisfecho y era bastante predecible, pero como he comentado en otras reseñas, me gusta disfrutar del paisaje más que del destino, y éste ha sido evocador. No es una novela de aventuras, eso seguro, Pórtico es un libro que ahonda en la psicología humana en una situación extrema y en los efectos secundarios que ésta puede provocar en ellos.

PD: Se me olvidó mencionar que  Pórtico es la primera en recibir un Sello Verdhugos. Sello creado por los cuatro miembros del podcast Los Verdhugos. Podcast que os recomiendo. 

Comentarios

  1. No conocía al autor, por lo que cuentas tiene buena pinta. En lo referente a los finales soy muy conformista y si el que ha creado el libro considera que ese es el final lo acepto y punto.

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